A mi tío Caco que se fue pal otro lado este 13 de septiembre

 Dicen que la gente muere solo si la olvidamos y yo siento que la gente que se ama permanece en nosotros como nosotros permanecemos en ellos y cuando ellos parten, una parte nuestra parte con ellos. Es algo que se ha dicho muchas veces pero que cobra gran significado cuando lo vivimos en carne propia. Hace un par de noches me avisaron que mi tío Enrique a quien cariñosamente siempre llamamos Caco, murió por complicaciones relacionadas con el maldito bicho que anda rondando el planeta cobrando la vida de aquellos que de muchas maneras esquivaron la muerte. Y ese es el caso del tío Caco, quien hace años superó un cáncer y del que bromeaba en cada reunión familiar en que estaba presente. Como ese cáncer superó muchas cosas mas tanto que algunos lo creíamos inmortal.

  Esta noche, triste noche, quisiera hablarte como ese ser humano que conocí. Un gozador de la vida. Un tipo trabajador y busquiilla. Alguien a quien nunca vi derrotado ante las circunstancias. Un ser feliz.


<<Así me acuerdo de ti tío. Un ser lleno de alegría y de buen humor. Una visita siempre bien recibida y de esas que te alegran el corazón cuando los ves. Y tu alegría era de esas sinceras, asi se sentía.    


   Hubo un momento en especial de mi vida en que tú estuviste a mi lado. Estaba yo convaleciente de una sobredosis de barbitúricos que había ingerido en una de mis tantas crisis existenciales pero esta fue la peor y que nunca espero se vuelva a repetir. Recuerdo que estaba en mi cama medicado y tú viniste a verme y entraste a mi pieza y ahí sentado al lado de mí cama me dijiste —la vida es complicada Nano, pero tú soy un cabro inteligente y vas a salir adelante—. Con esas sencillas palabras y con tu actitud abierta de no juzgarme me tocaste el corazón. Ahí supe la gran calidad de persona que eras.

   Cuando yo era muy chico una vez en un almuerzo familiar me dijiste que porque hacía una cosa de determinada manera cuando tú la hacías de otra forma y que esa era la correcta y yo con gran elocuencia te contesté:

—Usted es usted y yo soy yo—, a lo que siguió un breve silencio y luego una carcajada general. Me salvaste de la reprimenda de mis padres. No me queda duda de que tú fuiste el que dio paso a esa algarabía. Porque así eras tú. Lleno de ese humor y esa alegría contagiosa y espontánea que saca lo mejor de las situaciones mas difíciles de la vida.


Nos dejamos de ver hace años. La lejanía y todo lo demás son solo excusas que no tienen asidero. Solo diré que siempre te he llevado aquí y seguirás vivo por siempre dentro de mi corazón.


Te quiero y te querré por siempre tío querido.>>


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