Pánico

Todo se mueve en la distancia, pánico, horror, indefinición, la almohada apretada llena de horror, de babas nocturnas, una pieza con el nombre milca en la pared, pieza ocre, señores extraños, velocidades pasadas, sigo sin entender por que mató el amor, pero ya era antes, hoy el consumo cosiaco la lleva, la ultima mierda tecnológica sobrepasa el espíritu, aun hay harto espíritu santo rondando mis mejillas, el Señor me llama cada nuevo día, me pide el viatico a la eternidad, yo como que me le hago el leso, lo esquivo, lo veroneo, se me enoja entonces, me da y me quita, me da y me quita, la locura se me apega, me hace cariñitos, cosquillas, a veces me pide mi sangre, otras las mas, la de mi semejante, no le hago caso, me hecho la bolsa del tripodiacum en la espalda y enfilo rumbo a mi casa entre los abandonados blocks de cemento, abandonados, ahora remozados por al alcalde momio, con rejas pa que no se paseen los giles, pa que no pisen el pasto nuevo, como el del frente de la moneda, que hubo que ponerle las famosas vallas papales, pa que los perros que la circundan puedan cagar tranquilos (y culear también), que eso también es cultura de la nuestra. Pero es mi amor la que me aferra, no entiende nada, no sabe que me estoy deshilvanando, descomponiendo, que mi cadáver se esta pudriendo. Ella aun así me ama, se abre a mis pasiones oscuras, busca en mi corazón, no cree en mi locura, no confía en mi parálisis. La asusta que pueda pasar conmigo, con los hijos, sabe que tarde o temprano tendrá que afrontar todo sola, que ya no estaré ahí, metro ochenta seis de incordura. Me consuela en mis pesadillas nocturnas, no las comprende, yo tampoco, el pulso corre a su ritmo desordenado, despiadado, descontrolado.

1 comentario:

Alvaro dijo...

no puedo dejar de sorprenderme de la aparición de la chica morena en los sueños de mi paredro. Ostás ostás fetete. Me gustaría que habláramos socio. Hay que hacerse de nuevo, desde las palabras para salir de donde escribes. Lo que dices es tu identidad. Pensalo che, un ratito.