Playa Sol y recuerdos, coctel para retomar




Sin duda, el Litoral central, sera en este tiempo mi destino preferido para pasar un buen rato, asi aunque sea un rato.
Siendo las once de la mañana, mi osamenta descansaba junto a la de mi wife en un bus rumbo a Isla Negra, Andres y Gonza, iban saltando y revoloteando a sus anchas en el Pullman Bus a medio llenar de martes a mediodia.
El destino, el mar luego de un par de horitas casi, se hizo unico y genial, con un tiempo de parcial despejado, la piel se dejaba acariciar suavemente por la ventisca costera, la casa de señor Neruda quien esta siempre dispuesto a abrirnos sus puertas nos acogio brevemente, un solo instante, luego de darle nuestros respetos, y tras una breve excusa, partimos hacia la playa.
Lugar levemente solitario en esta epoca, que se deja querer, la olas irrumpiendo con fuerza entre los roquerios, paseando güiros y espuma, los niños conquistando nuevas peninsulas de roca, que note vayas tan adentro, que cuidado con las olas, en fin, el grito de gloria:¡¡ papa, papa, ven a ver el animal extraterrestre que descubrimos, saco el apretador con algun esfuerzo de la roca y me lo poso en la mejilla, el grito de sorpresa, papa!! se te va incrustar, las risas, foto, la testimonial; ahora vamos rumbo al quisco, la liebre chica, llena de escolares a esa hora, el gordito que no deja de joder, al fin el quisco : ¡¡Anda buscando lugar palmorzar vengase a mi local, que lo voy atender espectacular, y asi fue, el garzon se aplico, y la cuenta fue escueta, abajo nos esperaba la playa nuevamente, muchos cursos de graduacion, pero tranquilo igual, luego el frio de la tarde. La vuelta obligada por San Antonio, el puerto de mis amores, por que sin duda el olor de su bahia, mezcla rara de pescaderia, petroleo y decomposición me hace evocar mejores tiempos, durante mi residencia en aquel sitio unos años atras, cuando los fines de semana se hacian pocos pa recibir a tanta gente de Santiago, a los amigos, a la familia, que se peleaban el turno pa ir a vernos, pero no era a nosotros, nos engañabamos, nosotros eramos la excusa, la vista y el lugar eran el motivo, por que Tejas verdes lejos de su antiguo horror, era un lugar hermoso para vivir, con una vista impresionante del oceano, con una cercania total de los balnearios. Luego caminamos hacia Barros, avenida de mi antiguo laburo, que ahora se levanta en donde estaba el super del fraile, del paco Leyton, "Supermercado San Francisco". En fin, la vuelta a Santiago fue tardecito, por la medianoche, las estrellas en el camino dejaban ver toda su luz interrumpidas brevemente solo por los focos del peaje, o la luz del inspector de boletos.


"Compañeros, enterradme en Isla Negra,
frente al mar que conozco, a cada área rugosa
de piedras y de olas que mis ojos perdidos
no volverán a ver."

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