Sucedio hace una semana o mas, un miercoles muy frio pero despejado, el dia anterior tuvimos una tormenta electrica de pelos, y lluvias torrenciales que de pronto cesaron, es la despedida, les dije yo, y con un recuerdo extraviado dibuje en mi mente su cara, su imagen que ya por estos años se iba desvaneciendo, recorde luego que ella fue quien hospitalariamente como ninguna fue la que me preparo la mejor pizza de que tenga recuerdos, por alla por el año 85, fue ella quien me reintrodujo en los sabores olvidados de niño de la mozarella y el buen chanco, ella implacable con sus hijos pero siempre con una sonrisa para mi.
Esa mañana todo el cielo era de un azul intenso, profundo, como brindandonos nuevamente su alegria, la espera se hizo tediosa mientras comenzaban a llegar los deudos, la mayoria personajes inconexos, unidos unos por el gesto otros, los menos por el dolor, ya faltando poco para las once am llego la señora, en una modesta carroza station nissan 1.8 del año de la pera y de color azul desteñido, lo que se pudo conseguir barato de seguro para aquel doloroso ultimo viaje del norte a santiago.
Yo se que ella se habria enojado, que le hubiera gustado un carro mas afin, mas solemne, que habria sido hermoso ver a los deudos todos de implacable negro, pero los tiempos han cambiado, ya nada es igual, solo ella que tras el cristal lucia bella imperturbable, tranquila, me miro con sus ojos cerrados y me sonrio, era nuevamente aquella sonrisa que queria y echaba de menos, daban ganas de darle unos de esos abrazos apretujados llenos de ternura que te tiraba apenas te veia entrar a su casa, de decirle si, prepareme no mas uno de sus guisos, pongamonos entanto a charlar de la vida, de los hijos, recordemos que uste nunca me tiro una pulla o un reproche, dejeme darle las gracias por haber existido por haber estado por aca un poquito a mi lado, recordemos aquellas veces cuando todos los demas me escupian y uste como sabiendo que no teniamos que comer nos llevaba una ollita con cazuela, o lechita pal niño, o unas pilchitas pal bebe, dejme recordarla haciendo sus cortinajes, trazando sus patrones de Burda, tan complejos y matematicos, cortando sus sedas, razos, cretonas, dejeme decirle que putas que la queria harto.
Guardare un luto profundo oscuro solo en mi interior, ya una parte de mi corazon a muerto con uste, se ha envejicido mi cuerpo, las fuerzas no son las mismas, por que siempre crei que estaba ahi, la distancia nunca me importo, dejeme darle un besote, dejeme oir su voz calida y su sonrisa que le llenaba todo su ser, y que a mi esposa y mi nunca se nos olvidara. Chauu Tia Miriam, por ahi nos vemos.
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