Jumper




El guatón Merino siempre fue un rebelde sin causa, nunca supe, pese a todos los años que fuimos grandes amigos, si el tenía alguna inclinación política, pero de seguro sería un anarquista vanidoso, su look, su pinta, su impostura, su facha o parada era siempre la de un tipo que lucia descuidado, luchando cada unos cuantos pasos con su mechón de pelo liso casi castaño que insistía en resbalar sobre su frente ocultando su ojo izquierdo, dándole esa apariencia de pirata corajudo que en cualquier momento te podía destripar con su espada si algo tuyo o que le dijiste no le parecia, pese a eso el tipo era de apariencia amable y su sonrisa fácil junto con unas pupilas ocultas tras unos achinados párpados le daban ese aire de misterio que cualquiera se querría, siempre con la camisa desabrochada hasta el segundo botón y la corbata colgando casi desanudada. Fue un día de esos de primeros días de marzo en que habiendo vuelto al colegio hace solo un par de semanas, y de viaje en el Metro hacía la casa, estábamos casi solos en el andén de la estación San Miguel salvo por unas jovencitas de nuestra edad que se encontraban sentadas al fondo del andén casi vacío. ¡Te apuesto a que me saco el pico delante de esas minas!, me dijo desafiante como era su estilo. Yo me reí mucho por el tono en que lo dijo y enseguida lo desafié, ¡te apuesto a que no! , le dije con voz sarcástica, él entonces insistió, puta hueón ¿Acaso no me conocí'?, esperate no ma'... mira, entonces bajé la mirada y pude ver como se metía la mano por entre el cinturón y con la otra se bajaba la cremallera. Las jovencitas escolares, como nosotros, ignoraban totalmente nuestra apuesta y nuestra presencia y seguían absortas en el cuchicheo típico de su edad y su ansiedad, cruzándose miradas chistosas y cómplices (en ese glorioso tiempo no existían celulares), vestían unos jumper pinzados muy ajustados de color azul marino, el jumper dejaba ver unas largas piernas rellenitas y eran tan cortos los de algunas, que hasta se les adivinaba la punta del calzón, de pequeños senos, la mayoría, estos se insinuaban bajo su blusa impecablemente blanca, de cabelleras negras otras castaño, conjugando perfecto con sus rostros de facciones gráciles y pequeñas, rompiendo recién la inocencia, como una mariposa hermosa cubierta de esa baba casi invisible que emerge de la crisálida y que empapa su cuerpo impostandole una colorida magia a su primer batir de alas.
Claudio se detuvo a admirarlas con su mano aun metida por dentro del pantalón disimulando apenas su erección tras de su chaqueta azul, paso por su lado y ellas apenas lo notaron. mirándolas fijamente, con mirada lasciva e imprudente, estudiandolas una a una, de pies a cabeza, sin olvidar, pantorrillas, piernas y nalgas, cinturas, espaldas, vientres, senos, proporción de los brazos, manos, uñas, el largo cabello, el camino de la columna, contando sus vértebras, imaginando sus propios labios haciendo el inventario, deteniéndose en su cuello, en la forma de su nuca, pensandola recostada suavemente en la palma de su mano, estudiando la forma de sus labios, viendo a tras luz los rubios pelos de sus mejillas, erizandose al pensar en los otros bellos también nacientes, ese césped rubio sin podar y aún escaso que cubre sus rosados y virginales labios adolescentes. El guatón se sentó apenas separado por un par de butacas del grupo de mujeres, que estaban unas sentadas y otras de pie absortas en su propio planeta sin pensar en nadie mas que en sus palabras huecas, sus voces saltonas y sus risas y  sus oooooh y sus yiaaaa y sus gansa y sus esta que's pava, justo cuando mi compadre sacó su verga y la meneo frente a ellas de un lado a otro con su mano en una erotica y emotiva danza circular, una de las jovencitas al notar lo que pasaba probablemente advertida por mi cara de asombro y de risa aguantada, lanzó un grito seguido de una carcajada y todas pararon el parloteo simultáneamente y miraron para donde miraba ella y vieron la danza de mi entrañable amigo pirata, moviendo su verga como si fuese una espada bamboleando desafiante delante del recién aparecido guardia de uniforme azul y que enarbolando su porra le dijo a mi amigo, ya, vamos andando cabrito que ahora si que estai cagao hasta las patas, por exhibiciónista te vai' a ir en cana a mostrarle la verga, a ver si le gusta a mi capitán.

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