Sin abismos, la vida casi a los cuarenta se nos presenta en una especie de linea recta al final, ya has pasado la novedad, la raya es un horizonte maritimo sin mayores alteraciones, el matrimonio tendenciosamente cae en la rutina, de ver a los hijos crecer, de obsevar la teve, o leer cualquier libro tomado al azar, casi sin ganas, solo para morir en el intento que tras breves lineas es olvidado en un rincon.

Las putas entonces vienen como mujeres calidas, renovadoras del espiritu, con sus ganas de escucharte y dejarte creer que le importas, perfectas artifices del deseo, y no solo sexual, el deseo de olvido en brazos extraños, estan en cualquier esquina en cualquier cafe, solo basta disponer algo de efectivo y ellas estan a tu lado, esperando, te cuentan entonces su vida, que dan ganas de llorar y te sientes bien pues sabes que se la puedes arreglar por esos breves instantes, ella te olvidara en la proxima esquina en el proximo cafe, pero el incompromiso creado entre los dos sera una caricia que durara dias, un recuerdo que se perdera luego en ternuras cansadas de esposa, en cariños espontaneos de hijos, en perros saltimbanquis que te esperan en tu esquina de madrugada, despues del vicio, despues del deseo, del consuelo, entonces como dice Fito viene el amor despues del amor. Es entonces que nuestra desconciencia empieza a actuar, y como que ya ni reniegas del abrazo antiguo, del sitio conocido, el placer no prohibido.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Puta, por ponerle un nombre al capítulo del deseo, imposible no pensar que somos pura maquinalidad y una que otra ilusión sin profundidad.

Fernando ortiz tapia dijo...

Lo de maquina no termino entendiendolo, la profundidad usted sabe es relativa, y no tan importante, el capitulo es eterno...

Eduardo Waghorn dijo...

De las POCAS veces que entré a esos antros (zaaa...), de reojo, con rubor y profunda cautela, saboreaba algun frappé. El todo se acepta, es una institución nacional...hay de todo nivel...elegantes y rayanos en lo decadente. Pero lo que más me llama la atención no son esas curvas, no siempre a la altura de lo esperado, sino las miradas esquivas, vidriosas, inciertas, carentes, de muchas de las anfitrionas.
A propósito, me entró el antojo por un cafecito...:))

Eduardo Waghorn dijo...

Te gustó "Delia" Feña? Me alegro. Te envié La Experiencia de Vivir, donde me acompañan dos cellos?

Eduardo Waghorn dijo...

Hola Feña, publiqué 3 temas en mi blog, espero te gusten.
Cariños a tu sra y peques.
Eduardo.

Anónimo dijo...

la carita del gil de arriba...